Los balones de cuero de Monguí, una faceta de la economía naranja que está en riesgo
- Redacción de EcoNaranja
- 29 oct 2019
- 2 Min. de lectura

Por Stefanía León.
Monguí es un pueblo ubicado en el departamento de Boyacá que se ha destacado desde inicios de los años 30 por la manufactura de balones, de diferentes deportes como el voleibol, el baloncesto y el fútbol, con base en una materia prima muy reconocida por su calidad en el país: el cuero. Edgar Ladino, sobrino del gestor de la industria de los balones en Colombia, y especialmente en Monguí, comenta su importancia como patrimonio cultural y negocio que provee ingresos al municipio.

Los productos principales que Ladino confecciona son los balones tejidos de los diferentes mundiales de fútbol, vulcanizados de última generación y de baloncesto. Los balones cosidos, que fueron reconocidos desde el mundial de 1930 en Uruguay hasta el mundial de 1992, están troquelados con cuero vacuno forrado en poliéster por medio de látex natural extraído del árbol de caucho y cosido con nylon. Por otra parte el balón vulcanizado, que ha sido utilizado desde el mundial de 1996, se inicia con el neumático enrollado hilo, se coloca una capa de masilla y sobre esta se coloca una cubierta de pvc previamente repujado y troquelado.
Según el sobrino de Floirán Ladino, los precios de los balones a base de pvc oscilan entre 10.000 y 25.000 pesos colombianos, y los que son hechos a base de cuero oscilan entre 30.000 a 80.000 pesos colombianos, precios que son aplicados con respecto al tamaño de cada balón y la calidad del cuero del que está hecho. Con respecto a la diferencia con los precios de estos mismos productos en las ciudades Ladino asegura que radica en la calidad de los materiales utilizados y los procesos de producción. Pero esto mismo afecta directamente la demanda del producto porque los balones manufacturados por el campesinado Monguisence son comprados como un recuerdo del lugar, es decir, como producto del turismo. Sin embargo no tienen el reconocimiento a nivel nacional como instrumentos de juego que tienen empresas extranjeras como Adidas o Nike.

Finalmente, Ladino asegura que el nivel de utilidades del balón artesanal no logra igualar su importancia a nivel cultural, lo cual causa la pérdida de esta práctica y lleva a los campesinos a producir balones vulcanizados, que son más rentables. Y comenta que, como coordinador de cultura de Monguí, reconoce que la economía naranja se aplica en tres etapas en la elaboración de los balones. Primero está la etapa de educación y capacitación del campesinado con respecto a la elaboración del producto, la segunda es la producción de los balones en sus diferentes modalidades y la última es la comercialización de estos, pero dice que como artesanos no tienen conciencia de la ayuda que puede prestarles una industria como la economía naranja.
Comments